10 Abr El poder del abrazo

–Esta es la primera entrada de cuatro que estaremos publicando con algunas reflexiones sobre #MoñitosVisibles y el trabajo en comunidad-

Hace varios años leí el libro “Los cinco lenguajes del amor” de Gary Chapman. En este, su autor, habla acerca de las formas como suele expresarse el amor: palabras de afirmación, tiempo de calidad, actos de servicio, detalles y contacto físico.

Todos tenemos una forma diferente de comunicar o expresar el amor, pero indiscutiblemente el abrazo es una expresión que abarca momentos de amor, rompe barreras y favorece el diálogo y la integración.

En #MoñitosVisibles las jornadas empiezan siempre con una canción de alegría y vida. Mientras la canción suena, todos nos saludamos con abrazos largos y envolventes. En un principio hubo resistencia a esta práctica. Niños, jóvenes y madres nos miraban fijo y en quietud mientras las coordinadoras y yo empezábamos a repartir abrazos a granel.

¡Es normal! En una comunidad donde el abrazo es escaso y la forma constante de relación es el diálogo en voz alta (grito) o el puño entre los más pequeños, esto no es normal. No digo por esto que sea una comunidad violenta pero su forma de relación principal sí tiene tintes de violencia y no envuelve a menudo el contacto físico con amor.

Mientras el proyecto fue avanzando el abrazo se hizo más fluido y natural. Empezábamos las jornadas abalanzándonos unos sobre otros como una forma de decirnos que estábamos listos y dispuestos y abríamos nuestros corazones para aprender.

Al final de estos primeros tres meses, los niños, siempre más abiertos, se abrazaban entre sí con alegría, corrían a abrazar a sus coordinadoras desde antes de empezar la jornada y sólo ese gesto añadía una increíble energía a nuestras actividades. Los adolescentes siempre más resistentes, lo hacían porque nos veían a nosotros hacerlo y de todas formas esa interacción los hacía integrarse y cambiar el chip para abrirse al aprendizaje. Pero el grupo que más me sorprendió fue el de las madres, sobretodo las mayores en edad. Al principio eran ellas las más temerosas al abrazo cercano, pero al final del proyecto eran las que más lo gozaban. Se acercaban, caminaban todo el aula buscándose unas a otras para abarcarse entre brazos y darse alientos de amor y cercanía.

Todo esto me permite reafirmar la teoría inicial de esta práctica dentro de #MoñitosVisibles y por la cual me la sugirieron expertos terapeutas. El contacto físico, en este caso el abrazo, es necesario para la construcción de comunidad y cercanía, para derribar barreras y entendernos hermanos.

Hoy que cada vez más el amor se expresa a través de las redes y emoticones, el contacto físico se hace urgente, para acercarnos, para compartir, para reconocernos como parte de un colectivo, para admitir la vulnerabilidad y reconocernos sujetos de compasión que es en últimas lo que nos diferencia de otras especies.

¡El abrazo es urgente!